«ABUELA, ¿CÓMO SE AFRONTA EL DOLOR?»
«Con las manos, cariño. Si lo haces con la mente, en lugar de aliviar el dolor, éste se endurece aún más».
«¿Con las manos abuela?»
«Sí. Nuestras manos son las antenas de nuestra alma. Si las mueves tejiendo, cocinando, pintando, jugando o hundiéndolas en la tierra, envías señales de cuidado a la parte más profunda de ti. Y tu alma se ilumina, porque le estás prestando atención. Entonces las señales del dolor ya no serán necesarias».
«¿Las manos son realmente tan importantes?»
«Sí, hija mía. Piensa en los bebés: comienzan a conocer el mundo, gracias al toque de sus pequeñas manos. Si miras las manos de los viejos, te cuentan más sobre su vida que cualquier otra parte del cuerpo. Todo lo que se hace a mano, se dice que está hecho con el corazón. Porque es realmente así: las manos y el corazón están conectados. Los masajistas lo saben bien: cuando tocan el cuerpo de otra persona con sus manos, crean una conexión profunda. Es precisamente a partir de esta conexión que llega la curación. Piensa en los amantes: cuando se tocan las manos, hacen el amor de una manera más sublime».
«Mis manos abuela … ¡cuánto tiempo no las he usado así!»
«Muévelas, mi amor, comienza a crear con ellas y todo dentro de ti se moverá. El dolor no pasará. Y en cambio lo que hagas con ellas, se convertirá en la obra maestra más hermosa. Y ya no dolerá más. Porque habrás sido capaz de transformar su esencia».
De Elena Bernabè, Colombia. (Compartido y traducido por Takiruna).
El hilo del tiempo pasa por nuestros dedos.
Tejedoras expertas vamos trenzando la historia de nuestras vidas, con el material que se nos ofrece.
Puede que los tintes no sean los esperados pero, si seguimos tejiendo con paciencia y consciencia, una día veremos su belleza y el trabajo estará bien hecho.
<<Así es la vida hecha a mano: imperfecta y totalmente nuestra>>.
El hilo tiene un gran poder simbólico. En los mitos y en los cuentos liga todos los estados de la existencia, entrelaza este mundo con el otro mundo y nos une a todos los seres. En nuestra cultura mediterránea hilar y tejer eran para la mujer lo que para el hombre era labrar: una representación de la obra creadora a la cual cada ser humano es llamado.
Marcela Jurado, argentina del rio Paraná, ha enseñado a cientos de mujeres el arte de tejer.
Durante una tarde y una mañana de junio moveremos las manos, tejeremos con ellas una red de nudos, una red de pesca que podrás utilizar como elemento de decoración o para hacer un bolso de playa o para la compra. Marcela nos guiará.
Empezaremos con trabajo corporal para conectar con la vitalidad y la creatividad, acompañadas por canciones de rio Paraná.
Aprenderemos esta técnica sencilla y ancestral para la cual solo hará falta un hilo de algodón y una aguja (la encontrarás en Casa Niña).
VIERNES 16 DE JUNIO DE 18.00 A 20.30 Y SABADO 17 DE JUNIO DE 10.00 A 13.30.
Más info en CURSOS.